MUNDO VOLÁTIL

Mundo Volátil es una alegoría existencial que aborda temas como los de la construcción de la identidad; la soledad y esa creciente dificultad para entendernos, con una mención especial para las relaciones intergeneracionales; la falta de habilidad para intentar ser más felices; la necesidad de explicarnos a nosotros mismos para otorgarnos un sentido… Estas preocupaciones se encarnan en las peripecias, sobre todo interiores, de sus cuatro personajes principales, que vagan por un territorio imaginario: la Isla-Estado de Atacama. Las tribulaciones de Jorge, Alberto, Elisa y Amado Ventura se van alternando a lo largo de los capítulos, que no guardan relación entre sí, salvo los referidos a la pareja formada por Elisa y Alberto.

Jorge es un adolescente que se fuga literalmente de su entorno –una madre abandonada por el padre (ausente, pero a la vez, presente en la mitología familiar) que se vuelca en una obsesión por la limpieza; una hermana menor que ya muestra síntomas de gran conformidad con lo que va a esperarse de ella– para echarse al mundo en un intento de encontrarse, de definirse. Por la carretera hace unos cuantos amigos que le aconsejan sobre lo que creen que debe ser eso de vivir de forma digna y parecerse más o menos a una “personita normal.” La búsqueda no lo dejará indemne: Jorge comienza a sufrir una extraña enfermedad sobre la que no parece tener control alguno.

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Alberto es un rutinario escritor de series y guiones de televisión que sueña con un reconocimiento a través de la gran pantalla. Su vida está marcada por lo que entiende como “fuerte personalidad” de su pareja, Elisa, la pintora de éxito, de la que depende emocional y psíquicamente. También continúa atado, si bien en menor medida, al recuerdo de su madre, una beata castradora de colosal ignorancia. Al igual que Jorge, Alberto va de desconcierto en desconcierto. Su hábito mental, que también es su condena, es el de imaginarse casi constantemente en el futuro, un piélago donde todos sus sueños se derrumban y, sobre todo, donde no deja de planear la sombra de su abandono por Elisa.

Elisa recorre sus días entre la relativa seguridad que le proporcionan sus creaciones artísticas, y el peso de su reputación. Se siente apartada de todos, incomprendida en realidad por los miembros de su círculo profesional y personal. Ávida de nuevos territorios, dispuesta a cruzar fronteras, se adentra en los dominios del lobo, donde conocerá a un misterioso efebo adaptado a la vida que cae del otro lado. Pero tal vez todo esto sólo exista en la imaginación del pobre Alberto.

Amado Ventura, por último, es un cineasta retirado, la primera gran figura del cine patrio, que vive desapaciblemente en el asilo que el Estado asigna a los personajes ilustres. Recibe la visita del narrador, al que va confesando, en forma de entrevista grabada, los principales hitos de su vida. Entre la broma y el dolor, entre la lucidez de la memoria impecable y la confusión del delirio, Amado va destilando todo su vitriolo, macerado por las décadas, contra el género humano.

El otro gran protagonista de la novela es el país mismo donde los cuatro personajes intentan mantenerse a flote. Un país que funde insignias reconocibles de la historia de Canarias con las propias de la nacional, sobre todo la de la segunda mitad del siglo XX y la más reciente, pero que, en última instancia, conforma un paisaje psíquico: el del malestar cotidiano.