TODAS DIRECCIONES

Es muy probable que nunca lleguemos a conocer los verdaderos motivos que impulsaron a M. R. –varón de treinta y cuatro años, natural de A Coruña y camionero de profesión– a abandonar la A68 dirección Zaragoza a la altura de Colmenar Viejo para incorporarse a la A69 y tomar la salida hacia Todas Direcciones. Sí trascendió que, tras recorrer cuatro kilómetros, M. R. volvió a tomar la primera salida hacia Todas Direcciones. Dos días después, se localiza el camión en una de las estaciones de servicio en la salida a Ponferrada. A partir de ahí, se le pierde la pista. Me encargaron la investigación del asunto cuando éste cobró relevancia en los medios. Me entrevisté con familiares de los que obtuve abundante información pero, sobre todo, fotografías del desaparecido. Sin embargo, la investigación encallaba una y otra vez: a M. R. parecía habérselo tragado la tierra.

Hasta ayer.

En mi habitual paseo vespertino por la Calle Mayor, reparé en uno de los mimos que se ganan la vida por la zona. Me quedé helado: era M. R. No cabía la menor duda: era varón, tenía treinta y cuatro años, natural de A Coruña y había sido camionero en una vida anterior. Aún así, debía cerciorarme. Eché un vistazo a las fotografías que llevaba siempre conmigo. A pesar del abundante maquillaje, su parecido con el tipo de mis fotografías resultaba asombroso. Un escalofrío recorrió mi espalda. Todavía presa de la conmoción, agarré el móvil y me dispuse a hacer llamadas: a la redacción; a su mujer… Al escuchar el primer “¿sí?”, se activó mi estado de alarma. ¿Qué estaba haciendo? La voz repetía “¿sí?”, “¿diga?”, “¿oiga?” hasta que corté. Ajeno por completo a mi agitación, M. R. se esforzaba por escapar de una prisión imaginaria, se quedaba inmóvil con cara de susto, hacía reír a una niña entre morisquetas y flores que aparecían de las orejas. Guardé el móvil y emprendí el camino de vuelta a casa en un silencio total que ahora rompo para escribirte esto.