Le contrarió al hombre la perspectiva de llevar al hijo de cumpleaños en domingo justo al Karting situado en la misma avenida del mismo barrio donde cada mañana, desde las seis y media, debía personarse en el bar que llevaba regentando unos doce años para despachar cañas y bocadillos de serrano y manchego a los trabajadores de Neumáticos Roar, a los empleados de Dorta e Hijos Venta de Repuestos Automovilísticos Nuevos y Usados. ¿Cómo decirle que no a un niño?
Le tocó la cabecita a la cumpleañera; dio gracias por todo a desconocidos; tocó más cabecitas; prometió recoger al hijo a la hora establecida. Consultó el whatsapp. Sin novedades. ¿Qué iba a hacer en esa hora? Ya podría durar más el cumpleaños… Quedaba lejos el centro, con sus parques, sus cafeterías modernas, su paseo marítimo tomado por perros y gente corriendo en mallas negras y rosas.