PERÍMETRO DE SEGURIDAD

 

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Desde el último “altercado”, cuando “se desplegaron” numerosos “efectivos” y lo llenaron todo de esas bandas blancas con rayas rojas, es difícil ver a los chicos (al gordito de la cresta verde y cazadora negra, al de pelo de cepillo pegado al móvil, a la chica de melena rosada y tatuajes y portentosa voz gutural que le abre el paso, a la de la cabeza rapada y media cresta rubia platino, al Bryan Miguel, de Senegal, que viste siempre chándal blanco a rayas negras) más allá del perímetro invisible que separa los edificios del barrio, apretados, a medio encalar, de siete u ocho plantas, de la manzana prohibida donde se yerguen ayuntamiento, tribunales de justicia, catedral, biblioteca y museo de historia de la ciudad. El barrio los contiene. Se trata, de este modo, de evitar nuevos “sucesos desagradables” que alteran la convivencia pacífica de los vecinos y el normal desarrollo de las actividades económicas. Por su propia seguridad.